la naturaleza de este fondo se relaciona directamente con la existencia de un Archivo dentro del Convento, esta se remonta a los orígenes del mismo, cuando en los Estatutos Municipales del Colegio San Carlos de 1789 se estableció que “habrá también un Archivo colocado en parte segura en el que deberán ponerse los documentos que exigen por su condición conservarse archivados”, cuya llaves estarían en manos del guardián y de uno de los discretos. Del mismo modo, también se estableció la obligación de conformar un archivo de la Comisaría y Prefectura de misiones, a cargo del prefecto y otro discreto. En algún punto, ambos archivos comenzaron a convivir en un mismo espacio y se diluyó su distinción.

Mediante los Estatutos Municipales del año 1895, se creó el cargo de cronólogo, cuyos deberes y obligaciones se ven plasmados en los siguientes artículos: Cap. 17, art. 145: “en conformidad a lo dispuesto en el Breve A. Sedes §XXXI se nombrará para cronólogo un padre apto y competente, cuyos deberes además de lo dispuesto en dicho § son formar un protocolo del Archivo del Convento y añadir a él en cada trienio todas las notas y documentos oficiales que recibiesen el Guardián y discretorio”. Art 146: “es también deber del cronólogo recabar del Prefecto de las Misiones los documentos referentes a la Prefectura y añadir cada trienio las notas oficiales que le entregaren”. Art, 147: “archivará también las relaciones que cada trienio enviaren al Reverendísimo Padre General de la Orden, los RR. PP. Guardián y Prefecto y la anual que ordena el Breve Apost Sedes §XLII”. Art. 148: “cada vez que el Prefecto lo pidiere el cronólogo le enviará copia legalizada de los documentos referentes a la Prefectura”.

“Estatutos provinciales para el régimen de la Comisaría Provincial de los Misioneros Franciscanos existentes en la República Argentina”, 1916, Salta. Art. 57: “El cronólogo del Convento estará también al frente de la Biblioteca y del Archivo, y será de su cargo seleccionar los documentos que, a juicio del Discretorio, se deben conservar en el archivo; enviar copias de los mismos documentos al cronólogo de la Comisaría cuando este las pidiera; anotar en libros distintos la biografía de los difuntos del propio Convento, los hechos memorables de los Frailes, las obras realizadas en el Convento cuyo recuerdo es útil, los incrementos del culto divino, las cosas insignes de todo género, llevadas a cabo por los nuestros para el bien común de la Iglesia y de la República, las pías fundaciones, los derechos y privilegios que competen al Convento, las Misiones, los Ejercicios Espirituales, los sermones, las Confesiones, las Comuniones y otros Sacramentos administrados a los fieles, las erecciones del Via Crucis, los nombres de los frailes huéspedes y de otras personas notables que moran o permanecen entre nosotros, la serie de los Síndicos apostólicos, de los amigos espirituales y de los especiales bienhechores con los beneficios insignes que nos han hecho, y finalmente los nombres de los Hermanos de la Tercera Orden y de aquellos a quienes les fueron concedidas letras de hermandad.